Estados sexuales de la mente por Donald Meltzer
Por Carmen Valenzuela
Esta es una síntesis del texto Estados Sexuales de la mente de Donald Meltzer.
Desde el título de su libro, publicado en 1974, Donald Meltzer nos convoca a repensar, desde el modelo de la sexualidad, varios aspectos esenciales de la evolución psíquica y biológica del individuo. Para ello trabaja 3 temas básicos:
Revisión de la teoría del desarrollo psicosexual.
Líneas para diferenciar la Sexualidad Adulta de la Infantil, y de la Perversa.
La Psicopatología Sexual Clínica.
Revisión de la Teoría del desarrollo Psicosexual: Respecto a la sexualidad, rescata y reactualiza lo aportado por Freud en su texto “Los Tres ensayos de una Teoría Sexual”; y plantea el estudio de las modalidades de funcionamiento mental que se relacionan con características de la sexualidad infantil y adulta. Buena parte de este texto y del libro Adolescentes (1998, en colaboración con Martha Harris) se refiere a la diferenciación metapsicológica entre la sexualidad infantil, adulta y perversa, que incluye la distinción entre la tendencia polimorfa y perversa de la sexualidad infantil.
Las primeras incluyen la actitud competitiva, los celos edípicos, la confusión de las zonas erógenas, la tendencia masturbatoria como motivación subyacente para evitar la exclusión, superando la tensión que desencadenan los deseos insatisfechos. En cambio en las tendencias perversas encontramos como características esenciales los sentimientos envidiosos, los celos posesivos y delirantes, el sadomasoquismo, el ataque destructivo contra la pareja parental y sus frutos y el triunfo maníaco sobre las angustias persecutorias y sobre todo depresivas. Importante resaltar su llamado a la práctica ética de los analista, al dejar de lado toda explicación causalística y cínica de los complejos procesos psíquicos de nuestros pacientes, y pasar a atender las modalidades del funcionamiento mental que se relacionan con características de la sexualidad infantil y adulta.
A partir de esta postura científica y ética intenta crear una nueva metapsicología de las perversiones — así como también de las adicciones a la luz de la teoría estructural. Su punto de partida es el de una organización narcisista infantil que asume el control de la personalidad sometiendo a las partes adultas y a los buenos objetos internos a una actitud pasiva de abandono y entrega.
SEXUALIDAD ADULTA POLIMORFA
Destaca Meltzer los aspectos maduros y evolucionados del acto sexual adulto, cuya privacidad, sostiene, debe ser respetada en el curso del tratamiento analítico. La sexualidad adulta se caracteriza por la cualidad humana y no cosificada del vínculo que implica la relación con el objeto total; una integración del Super Yo Ideal al que considera un aspecto diferenciado del superyó; esto mediante un proceso de transformación de valores con el agregado de cualidades nuevas a las ya existentes de las imágenes superiores parentales, y el predominio de la ¡identificación introyectiva que conduce a una genuina comunicación.
El analista raramente se entera mucho de las relaciones sexuales adultas de sus pacientes, ya que la transferencia atrae hacia ella las asociaciones relacionadas con afectos infantiles perversos del comportamiento y fantasías sexuales. Por esta razón la adhesión a la regla fundamental asegura una respetuosa preservación de la intimidad de la sexualidad adulta del paciente, y consecuentemente, de su pareja. El reconocimiento de este hecho libera al analista de ciertas angustias contratransferenciales de intrusividad. También le ayuda a reconocer que el obligado relato de sus actividades sexuales por un paciente es seguramente una actuación en la transferencia, en la cual al compañero sexual o al analista se les hace representar una parte excluida del self infantil.
El analista no necesita preocuparse porque el paciente retenga información con respecto a su comportamiento sexual, porque desde el momento en que tal hecho ocurre, la información en sí misma deja de ser el centro de la cuestión. El punto a interpretar es la retención misma como una actuación a investigar. Nos invita a que el “escrutinio interno” sea un modelo de vida y practica permanente sin que esto interfiera en con la capacidad para una respuesta espontánea tanto en la emoción como en la acción. Un punto importante, es que nos alcanza dos claves para detectar la contaminación de un estado sexual de la mente con tendencias infantiles o perversas:
Primero: Intrusión de la fantasía en la inmediatez de la relación; especialmente si la identidad de self o del compañero ha sido claramente interferida.
Segundo: Las modificaciones en el setting de la actividad sexual cuando no es nostálgica ni reminiscente.
Es decir, cuando se queda “en el cortejo” tanto en contenido como en fantasía (que es lo que predomina en la sexualidad infantil) porque se teme la sexualidad adulta. Pero el definitivo acto sexual acto sexual del coito es serio, no en sentido de algo triste, sino que, está alejado del redoble seducción ritual. Es trabajo, no juego y tiene un sentido de relación urgente e inmediata con los stress del día, semana, era, en la medida en que la identificación introyectiva, con su dimensión cósmica, se apodera de la mente-cuerpo.
Otro aporte es la visión respecto al trabajo, como un derivado de la sexualidad adulta, cuyo núcleo lo constituya la preservación de los niños. Meltzer dice “preservación” y no “creación de los niños” ya que esta sexualidad adulta se caracteriza por su humildad, modestia y privacidad y no por un sentimiento de poder ni un deseo exhibicionista. Es la sexualidad infantil la que anhela la exhibición y la que genera el sentimiento de poder. Los verdaderos artistas están más interesados en su trabajo que en charlar acerca de la creatividad y comienzan a evidenciar inhibiciones en su trabajo cuando están más interesados en la exhibición de sus productos. El punto para Meltzer es que la creatividad es función de los padres internos o si se quiere de los dioses, según una terminología más antigua. Lo cito en un párrafo particularmente lírico: “A los mortales sólo les es concedido el descubrimiento”.
La verdadera naturaleza de la identificación introyectiva tiene una cualidad aspiracional, que no se cumple jamás, que engendra un constante estado de humildad, no necesariamente acompañado de sentimientos de inferioridad hacia ninguna persona viviente pero a menudo sí, hacia los grandes del pasado. Los padres como los artistas sienten que ellos han “encontrado”, no “creado” a sus niños. “Algo” crea a los niños, así como “algo” escribe, pinta, compone, analiza. “Algo”, el superyo-ideal se erige fuera de la experiencia del self como el objeto combinado primario, originariamente, el pecho-y-el-pezón.