Relaciones objetales en la práctica clínica
Este trabajo fue escrito para un número especial de la revista The Psychoanalytic Quarterly 57 (octubre 1988): parte IV, dedicado al tema de las relaciones objétales.
Joseph inicia este artículo diciéndonos que las relaciones objetales se encuentran en el núcleo del trabajo psicoanalítico, y están presentes en el contenido de la transferencia influyendo, por lo tanto, en la comprensión de la misma. Nos dice, que estuvo presente desde el inicio del psicoanálisis, cuando Freud plantea que en la transferencia el paciente repetía aspectos de sus relaciones anteriores con su analista. A partir de ese momento, afirma la autora, se da inicio a la construcción de las teorías sobre relaciones objetales. (p.279)
Retomando los planteos de Freud, la autora sostiene, que él describió en su trabajo sobre relaciones objetales los diferentes estadios que el niño atraviesa en el curso de su desarrollo. En las primeras etapas no habría una relación emocional con los objetos y denomino a este estado narcisismo primario; Posteriormente en los siguientes estadios el niño empieza a relacionarse con las personas en el exterior. Freud afirma, según la autora, que algunos individuos construyen sus relaciones sobre la base de una elección de objeto narcisista, situación que se observa en la esquizofrenia en donde el paciente regresa a un estado narcisista donde no existen objetos.
En 1914 Freud sostuvo que lo que mayormente se veía en la clínica sería un narcisismo secundario, es decir, la introyección del objeto en el yo, con el cual se va a identificar. Este proceso lo atribuye en un principio a los mecanismos de la melancolía (1917) pero posteriormente lo considera un proceso universal por medio del cual se forma el yo y el mundo interno de los objetos en particular el superyó. La autora, nos dice, que desde 1923 la preocupación de Freud se centraba en comprender el por qué de la diferencia entre los objetos internos y los padres reales. Elaborando una respuesta lo atribuye a los sentimientos e impulsos del niño hacía los padres, los cuales matizan la imagen del niño he influye en la naturaleza de los objetos que introyecta.
Joseph comenta como Klein se separa de los postulados de Freud, siendo las principales divergencias: el momento del comienzo de la formación del yo, el tiempo el que el niño empieza a relacionarse con los objetos y la naturaleza de las defensas primarias. Al mismo tiempo, nos dice la autora, amplia el concepto de transferencia dando mayor hincapié al proceso implicado en el acto de transferir. Para Klein el bebé se relaciona con los objetos de una manera intensa desde el inicio de la vida, pero lo hace de una manera desintegrada. El bebé se relaciona con el aspecto de la madre que en ese momento le concierne, lo toma como un objeto bueno e ideal si lo está satisfaciendo y malo o hostil si lo frustra. Al racionarse con partes del objeto sus sentimientos y ansiedades se encontraran escindidos.
Klein, como nos lo recuerda Joseph, explora y desarrolla con más profundidad el planteamiento de Freud en el cual la imagen del objeto interno se construye y adquiere forma debido a los impulsos del individuo hacía el objeto externo. A diferencia de Freud, Klein pensaba que este proceso se daba desde el inicio de la vida y no con un desarrollo posterior. Sin embargo coincide con él en que los matices con los cuales se va a construir el objeto interno se debe a las proyecciones que se den hacía el objeto externo, las cuales van a tener diferentes aspectos del self como el amor, la rabia, el odio, etc. Para Klein la construcción del mundo interno de objetos del yo y superyó tiene como base el proceso de proyección e introyección. Además incorpora al proceso de formación del mundo interno un nuevo concepto al que denomina identificación proyectiva: fantasía en donde se escinden y proyectan impulsos y aspectos del self en los objetos. Este mecanismo desempeña funciones defensivas importantes ya que permite que el bebé escinda y proyecte fuera de él, en el objeto, sentimientos violentos que le son muy perturbadores. “No obstante, este proceso provoca ansiedades con respecto a la situación de los objetos y tiene que recurrir a defensas adicionales para protegerse de la persecución.”(1) Otra defensa que es utilizada por medio de este mecanismo es la fantasía del bebé de entrar en el objeto y controlarlo para poder evitar la conciencia de separación y las emociones que genera.
A raíz de la introducción a la teoría psicoanalítica del mecanismo de identificación proyectiva se da una nueva mirada al narcisismo y a las relaciones objetales narcisistas. Para Klein, nos dice Joseph, el narcisismo es un estado donde el individuo se refugia, allí tiene la sensación de que el cuerpo o el self contiene un objeto idealizado y es aquí donde el self se aísla. En las relaciones narcisistas el individuo ama a la otra persona debido a que ha proyectado, en la fantasía, aspectos de su propio self en el otro identificándose con él. Es por esto que el otro es atractivo para el individuo narcisista.
En el desarrollo normal la integración ira en aumente en la medida que mecanismos como la escisión y proyección disminuyan y el niño pequeño pueda entrar en contacto con sus sentimientos. Lo expuesto contribuye a que el niño se pueda reconocer como una persona total y que igualmente reconozca al objeto como un ser real y total. Tomando a Klein, Joseph sostiene, que en la medida que el niño este más integrado estará en mayor capacidad para sentir amor y odio y tolerara la ambivalencia producto de la integración. Dándose el inicio hacia el objeto de la consideración, el sentimiento de culpa y el deseo de reparar. Hasta aquí Joseph ha realizado un boceto de la teoría de las relaciones objetales de Klein indicando lo que ella describió como las dos posiciones principales: la posición esquizo-paranoide, donde el bebé opera con mecanismos como la escisión, identificación proyectiva y fragmentación y la posición depresiva en la cual el bebé o el niño se relaciona con un objeto total.
Joseph considera estos postulados teóricos como fundamentales para comprender lo que se vive en la transferencia. Ya que para ella el proceso de transferir se basa en el mecanismo de identificación proyectiva, “… se proyectan en el analista aspectos del self, impulsos y objetos internos y el paciente se relaciona con el analista como si esta fuera la realidad.”(2) (p.283) Los hallazgos de la transferencia realizados por Klein fueron desarrollados más ampliamente por Bion, para él la identificación proyectiva era un medio de comunicación del paciente, por lo tanto el analista debería ser capaz de sintonizar con el paciente y poder contener sus proyecciones. La pregunta que surge es si las proyecciones del paciente son solamente una fantasía que no afecta al analista o estas proyecciones pueden provocar y estimular al analista llevándolo a actuarlas. Para Joseph esto último es lo que se da en el consultorio y genera que las relaciones objetales cobren vida en la trasferencia. Es así que las proyecciones del paciente pueden llevar a actuar al analista ocasionando que adopte con el paciente determinado comportamiento.
Joseph, frente a lo expuesto, recomienda que el analista preste atención a lo que ocurre en el consultorio. No solo tomando en cuenta lo que el paciente dice sino también lo que hace, pues podría estar hablando de un tipo de relación objetal que se estaría dando dentro del consultorio. La actitud del paciente dentro del consultorio estaría hablando de los objetos de su mundo interno. Así por ejemplo los pacientes narcisistas consideran la presencia del analista como irrelevante, esta actitud del paciente esta hablado de la naturaleza de sus relaciones objetales y por lo tanto el tipo de relaciones que establece con las personas.
Para Joseph la actitud del paciente con el analista nos muestra la manera como lo está utilizando y como busca que escenifique algún objeto interno. Los pacientes que son más capaces de hablar y escuchar estarían menos perturbados y tendrían un mayor grado de madurez. Es así que para ella el trabajo en el consultorio se debe centrar en analizar el tipo de relaciones que el paciente vive con el analista, pues esto permite detectar la naturaleza de sus conflictos y visualizar los métodos para afrontarlos.
Joseph afirma que la manera en la que el paciente funciona en la sesión y el tipo de defensas que utiliza nos muestra la manera como mantiene su equilibrio psíquico. Por ejemplo los pacientes narcisistas no solo lo son en relación a sí mismos sino a ese self que contiene una parte deseable del objeto, este aspecto es introyectado con tanta rapidez que no hay tiempo de desearlo o sentir hostilidad hacia él, evitando percibirlo como separado o ajeno a él. Este tipo de relaciones haría referencia a la posición esquizo- paranoide de Klein.
El encuentro en el consultorio con este tipo de pacientes hace difícil la tarea del analista es por eso que Joseph recomienda un buen sustento teórico que permita una escucha que le sentido a lo que esta pasando en el consultorio. Esto ayudara a evitar que el analista caiga en un acting out verbal o emocional y pueda explorar lo que esta ocurriendo, él “… estará más sensible a percibir los matices de las relaciones objetales, de las defensas y de las fantasías implicadas.”(3) Teniendo, por lo tanto, una mayor comprensión del paciente.
Bibliografía:
1. Joseph Betty, Equilibrio psíquico y cambio psíquico, Madrid: Julián Yébenes, 1993. P. 281,282.
2. Ibid., P. 283.