
Conectados y siempre solos: La ilusión de la presencia digital.
- publicado por Instituto Ciapla
- Categorías IA, Inteligencia artificial, Melanie Klein, Wilfred Winnicott
- Fecha 28 febrero, 2025
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Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
(La ausencia por Jorge Luis Borges)
La industria de la soledad florece como una respuesta a la necesidad humana: evitar el vínculo y no re vivir el dolor del abandono.
Las aplicaciones y dispositivos que prometen aliviar la soledad proliferan como nuevas marcas de consumo que garantizan alejar toda angustia y displacer. Cada interacción digital se convierte en un intento de conjurar la ausencia y controlar el silencio.
La presencia artificial introduce nuevas formas de experimentar el tiempo y la compañía. A diferencia del ritmo natural con la que hemos llevado nuestras relaciones humanas, marcado por ciclos de presencia y ausencia, la presencia artificial marca una temporalidad sin pausas, en un eterno presente que desafía nuestra tolerancia a no estar acompañados.
Esta presencia artificial no conoce el cansancio, el sueño ni la necesidad de espacio propio. Lo que, en principio, podría parecer un consuelo frente a la intermitencia de las relaciones humanas, introduce una paradoja existencial: la ausencia de ritmo en la presencia termina vaciándola de significado. Como el tic-tac incesante de un reloj que ya no marca momentos significativos, sino que simplemente cuenta segundos idénticos. Perdiendo lo que Winnicott llamaba la “capacidad de estar solo”.
Presencia artificial y el desafío del reencuentro
En el espacio terapéutico, hemos aprendido que el valor de la presencia no reside en su constancia absoluta, sino en los espacios de estar y el no estar que permite la emergencia del deseo y el reconocimiento del otro como un ser separado.
Paradójicamente, presencia artificial, anula esa conexión de emociones que surgen en el reencuentro: ese momento precioso en el que el otro vuelve y, en su retorno, confirma su elección de estar.
Los llamados chat boots, buscan simular una presencia continua, que además suelen ser torpes y frustrantes, imponen una temporalidad también artificial que podríamos llamar “tiempo sin tiempo”, donde cada instante es idéntico al anterior y al siguiente. Esa forma repetitiva bloquea la textura de la experiencia humana: esas sensaciones (en la piel) que surgen de la alternancia entre presencia y ausencia, entre palabra y silencio.
Melanie Klein y la presencia artificial: una mirada psicoanalítica
Los aportes de Melanie Klein nos ofrecen una nueva mirada sobre cómo se están remodelando las formas de relacionarnos.
Escisión y presencia digital
La tendencia a dividir nuestras experiencias en “todo bueno” y “todo malo” es favorecida por la tecnología al ofrecer un objeto “ideal” que nunca falla, nunca abandona, nunca decepciona. Esta escisión dificulta el reconocimiento de limitaciones que, en las relaciones humanas, pueden ser dolorosas pero necesarias para integrarnos y sostener vínculos.
Ansiedad persecutoria y conectividad
La mínima experiencia de desconexión activa ansiedades persecutorias: “quedarse fuera” o “no ser incluido” “o “ser ghosteado” convierte a las plataformas digitales en una fuente simultánea de seguridad y amenaza.
Reparación en la era digital
Los actuales sistemas computacionales están construidos para soportar toda exigencia, y suelen invitar a sus usuarios a no tener miedo de “romperlos”, o en caso de una dificultad solo basta con “reiniciar” o “encender el dispositivo”. Esto significa una aparente seguridad de no culpa ni cuidado. Todo lo contrario, instala una compulsión a la explotación sin considerar que los sistemas son creados por humanos que serán sometidos a largas jornadas de trabajo para garantizar la funcionalidad de los servidores que alojan esos algoritmos.
El duelo en tiempos de inmortalidad digital
La elaboración de la posición depresiva, con su reconocimiento de la pérdida y la separación, se ve desafiada por una tecnología que promete eliminar toda ausencia, toda pérdida, en concreto toda muerte.
La envidia y el objeto tecnológico
La envidia primaria, descrita por Klein, se reconfigura en la fantasía de alcanzar una “perfección algorítmica”, una omnisciencia artificial que nos haga superar nuestras limitaciones humanas. No hay paso a reconocer nuestros límites.
Desafíos clínicos en la era digital
En la práctica clínica estamos desafiados en:
Desarrollar herramientas para tolerar la ambivalencia.
Aliviar las ansiedades primarias re aprendiendo a confiar y sentir que el otro no desaparece sino está conectado.
La necesidad de integrar las experiencias de presencia y ausencia en un mundo hiperconectado.
Desde el psicoanálisis, el desafío contemporáneo parece ser desarrollar una forma de relacionamiento con la tecnología que no niegue nuestra condición de seres finitos y separados, sino que nos ayude a sostener la tensión creativa entre conexión y soledad, presencia y ausencia.
Propuestas clínicas
- Reconocer el silencio como momento de conexión
- La temporalidad del vínculo terapéutico
- La elaboración de la discontinuidad
- El reconocimiento de la vulnerabilidad ante la omnipresencia de lo digital
- Explorar con el paciente qué miedos o anhelos se esconden detrás de la necesidad de una presencia perpetua.
- La construcción de una nueva gramática emocional
- Diferenciar entre estar conectado y estar en verdadero contacto emocional.
En la era digital, la intimidad auténtica no reside en la eliminación de la ausencia, sino en nuestra capacidad de sostener el vínculo a través de las discontinuidades inevitables del encuentro humano. Como terapeutas, nuestro desafío es crear un espacio donde el paciente pueda explorar la diferencia entre estar conectado y estar realmente acompañado.
Etiqueta:inteligencia artificial, psicoanálisis