El habla del obsesivo precisamente se impone como una armadura impenetrable ante este retorno afectivo o pulsional. Por esta misma razón – como una pantalla sobre un trauma censurado- dificulta la capacidad asociativa idealmente deseada en la transferencia, cuando no la envía a los circuitos de la intelectualización ficticia, dificultando enormemente la cura analítica
Se trata que el niño vuelva a establecer una relación simbiótica, pero con el terapeuta, para así proporcionarle aquellos elementos de los que no fue provisto oportunamente