El complejo de Edipo, Narciso, Hamlet y Caín
Sigmund Freud, recogió a diversos personajes de la mitología y literatura para graficar su teoría psicoanalítica.
Que tiene en común: El desamor, parricidio y la culpa.
Edipo, atrapado entre el horror y la culpa por sus deseos incestuosos es condenado a la ceguera y al destierro. Exiliado y ciego asegura la represión de todos sus deseos y la soledad absoluta que hace imposible que pueda construir cualquier vínculo.
Narciso, condenado a la necesidad que otro le refleje su propia imagen entra en furia desbordada con posterior sensación de vacío, angustia y derrumbe psíquico que lo hunde en una profunda depresión e incluso lo lleva al suicidio.
Hamlet, atrapado en la paranoia que alimenta sus deseos de venganza, tortura y elimina todo aquel que le ofrezca un vínculo de amor y reparación. Todo y todos alrededor de él se autodestruyen y perecen en la desesperanza.
Caín, dolido por el desamor del padre decide matar a quien considera roba su afecto y aprobación. Es así que es condenado al trabajo duro y esclavizado donde nada de lo que produzca será fértil ni productivo.
¿Qué tienen en común estos personajes? El desamor.
La historia de cada uno inicia con la perdida del amor de sus progenitores. Entre Edipo, Caín y Narciso son sus padres que en pareja deciden apartarlos y/o castigarlos.
El parricidio marca el inicio e historia de cada uno. Es el padre quien, ya sea por miedo a: perder el amor de su pareja, o perder el “poder” dentro de su grupo o tribu, decide eliminar toda amenaza no importando si este fuera también su hijo.
El lugar de la madre es secundario en sentido que es ella quien también es victima de los deseos de padre e hijo: ambos luchan por poseerla sin considerar sus deseos y preferencias.
A diferencia de Caín, quien aparece en la transición entre Edipo y Narciso, sus impulsos son activados por la envidia del amor que su hermano inspira a su padre.