El futuro de la psicoterapia
Para pensar y enfrentar al Yo del futuro proponemos volver a los fundamentos del psicoanálisis. A diferencia de la recurrencia de conceptualizar y/o redefinir compulsivamente las patologías actuales que reducen toda tarea clínica a una mera función descriptiva.
Los conceptos son variables y como tales son recibidos como novedosos para luego quedar caducos. La tarea de conceptualizar responde a la necesidad de explicarnos en el presente las convulsiones del Yo. El riesgo de quedar atrapados en la “moda patológica”, el furor por la conceptualización atrasa la tarea de desarrollar nuevas formas de tratamiento y acercamiento a la complejidad de síntomas que nos comparten en clínica los consultantes.
El crecimiento exponencial de la tecnología, refleja las formas de búsqueda de nuevos refugios psíquicos, de nuevos caminos para lidiar con las incertidumbres o invalidar la muerte.
Es decir, cuando la casuística ya se impuso y es la tecnología quien se ofrece como reemplazo omnipotente a los tratamientos es que dejamos de escuchar para solo describir.
Un ejemplo de esto es la historia de la definición de la personalidad límite o personalidad bordeline o trastorno limítrofe de la personalidad.
- 1938 Stern, califico lo “bordeline” como hemorragia mental.
- 1884 Hughes, quien distinguió a los estados borderline de la locura, los definió como personas que pasaban permanentemente de uno al otro lado de la línea.
- Así otras definiciones:
- Esquizofrenia ambulatoria (G.Zilboorg)
- Esquizofrenia seudo neurótica (P.Hoch y P.Polatin)
- Personalidades como si ( H.Deutsch )
- Las estructuras esquizoides de la personalidad ( R. Fairbairn )
- Casos graves de distorsiones yoicas ( M.Gitelson )
Grinker (1968) realizó un intento de sistematización diagnóstica realizando un análisis estadístico de alrededor de sesenta pacientes internados en instituciones psiquiátricas. Los categorizó por grupos en:
- Tipo I: Paciente fronterizo psicótico
A) Conducta inadaptada e inapropiada
B) Problemas con la prueba de realidad y sensación de la propia identidad
C) Conducta negativa y expresión abierta de enojo
- Tipo II: Síndrome fronterizo central
A) Afecto negativo central
B) Compromiso vacilante con los otros
C) Actuación del enojo
D) Identidad propia inherente
- Tipo III: Grupo como si
A) Tendencia a copiar la identidad de otros
B) Falta de afecto
C) Conducta más adaptada
D) Relaciones poco genuinas y carentes de espontaneidad
- Tipo IV: Paciente fronterizo neurótico
A) Depresión anaclítica
B) Ansiedad
C) Rasgos neuróticos y narcisistas
En este estudio dirigido por Grinker se encontraron también características comunes en los pacientes fronterizos más allá del subtipo, como ser:
a) el enojo como el afecto predominante;
b) dificultades para mantener una identidad cohesiva;
c) trastornos en los vínculos interpersonales;
d) predominio de la depresión.
Las primeras publicaciones sobre el tema datan de:
- 1930-1940 fueron definido como pacientes difíciles narcisistas.
- 1938 Esquizofrenia ambulatoria
- 1960 Pre-esquizofrenia
- 1868 casos graves de las alteraciones del Yo.
- 1984 Estados bordeline de la locura
De acuerdo a los registros
- 1 de cada 100 tiene diagnostico boreline
- 1-8% Prevalencia
- 10% pacientes recurren a tratamiento ambulatorio.
- Y el 20% de pacientes internados
- 50 % tienen riesgos suicidas
- 9% tiende a abuso de drogas.
- El 15% mejoran con psicoterapia
- 3 al 10% se suicidaron.
- 50% abandonan los tratamientos
- 75% abandonan a los 12 meses.
Dos elementos importantes
1) Sentimiento de identidad (talón de Aquiles) La pregunta recurrente de ¿Quién soy? ¿Por qué soy?
2) Dificultad para pensar el futuro.
Para entender la subjetividad hay que entender el contexto.
Nos hemos encontrado con los límites de la difusión y nos perdemos en la necesidad de conceptos para sentirnos seguros de lo que llamamos y olvidamos qué son los fundamentos de la psicoterapia más allá de las modas patológicas.
¿Qué tienen en común lo bordeline con las patologías del vacío? Ambas parten de dimensiones primarias que movilizan defensas y activan la búsqueda de un objeto que les asegure la sobrevivencia. En nuestros términos, esto está en la dimensión del inconsciente.
¿Como tratarlo? Recuperar lo pasado para que resurja lo nuevo. En el análisis de profundidad lo que se busca es que haya producción que surja lo novedoso. No todo es repetición, hay un proceso simbolizante que cada paciente puede desarrollar siempre que el terapeuta sobreviva a los efectos de la identificación proyectiva.
Igualmente, la diferenciación entre lo que fue llamado el narcisismo patológico versus el narcisismo normal. El narcisismo normal podemos reconocer que tiene una estructura y que es la base de la autoestima mientras que en el narcicismo patológico reconocemos que la fragmentación del yo, con la sensación de fragilidad y vacío.
Otra diferenciación es la identificación proyectiva versus la conexión emocional. Para Winnicott, la identificación proyectiva garantizaba la conexión entre madre y bebé.
Qué es lo que se normaliza:
- Aquello que deja de doler por adaptación
- Aquello que deja de doler por renuncia
- Aquello que deja de doler por crecimiento exponencial
Winnicott en 1993 definió el concepto de locura. En un texto que habla sobre el análisis de los llamados casos fronterizos: “las organizaciones fronterizas nos incomodan, abren las fronteras de los conceptos. Nos interpelan y nos enrostran nuestra incapacidad para albergar en nuestros términos la comprensión de este Yo convulsionado”.
Valdría la pena reconocer que la dificultad para poner al alcance la comprensión de diversas dificultades emocionales esta siendo suplida y activada por lo que ofrecen las redes sociales. Si observamos cómo las definiciones de borderline han tardado tanto en ser elaboradas y reconocidas, a diferencia del crecimiento exponencial de los algoritmos que controlan las redes sociales no quedaría más que reconocer que el control es más fácil que la prevención y tratamiento.