El matricida, vive las agresiones con intensidad y dolor, por ello pierde el control y da paso a la impulsividad y descarga violenta de sus odios, resentimientos y miedos. Es en esta descarga que lamentablemente puede eliminarse físicamente a la madre.
Para Klein la construcción del mundo interno de objetos del yo y superyó tiene como base el proceso de proyección e introyección.
Nos dice que en estos pacientes se da una escisión dentro de la personalidad, una parte del yo se mantiene alejado del trabajo analítico mientras que otra genera la impresión que está cooperando con él. El aspecto del yo que se mantiene alejado contiene las partes más necesitadas y vulnerables y por medio del aspecto que se muestra cooperador las mantiene alejadas del análisis.
Existen personas que toleran tan poco el dolor y la frustración (o para las cuales el dolor y la frustración son tan intolerables) que sienten el dolor pero no desean sufrirlo y por eso no puede decirse que lo descubren (…) El paciente que no quiere sufrir dolor, deja de ‘sufrir’ el placer
el papel principal de la fantasía a lo largo del funcionamiento de la vida mental, en el desarrollo, la formación del carácter normal y en la enfermedad. Señala que los mecanismos de defensa están relacionados con formas particulares de fantasía que se origina en experiencias corporales instintivas
Freud inicia la reflexión sobre la compulsión a la repetición en el análisis que realiza de los sueños traumáticos y en el impulso ha repetir observado en el juego de los niños.
Así el aspecto del self que fracasa y desperdicia lo proyecta en sus profesores y en la analista. Lo mismo ocurre al elegir a los amigos (proyecta los aspectos criminales de él en ellos). También repara mágicamente para evitar por completo el fracaso, la culpa y la depresión